Esta mañana me he despertado con
una sensación de prisa. Era algo interno que, sin embargo, sentía físicamente. He
respirado profundamente varias veces para aquietar mi mente y después, con plena consciencia he descifrado lo que
mi cuerpo quería decirme…
He conectado con este 2016 que
finaliza y, desde mi parte más racional, he considerado que realmente, mi año
termina y comienza el día en que nací. Que esta celebración de fin de año y
bienvenida al año nuevo solamente se da en mi cultura. Que en otras, como la
china, el año se mide de otra manera… y ese
pensamiento, ciertamente, me ha tranquilizado.
Aún así y puesto que estaba en
calma, he dado un repaso, a grandes rasgos, a lo acontecido en estos 365 días. Y he sido consciente de lo afortunada que
soy a pesar de mis miedos, de mis cabezonerías, a pesar de mis dudas, a
pesar del cansancio emocional que en ocasiones paraliza mi cuerpo, a pesar de
las molestias físicas que también van apareciendo…
Y aceptando mi parte más humana,
tomo conciencia de lo poco que necesito para reafirmarme en quién soy aquí y ahora, en este momento presente.
Y sé que YO no necesito de textos que me digan qué hacer para alcanzar mi meta.
Que
YO no necesito de rituales para
despedir el año y abandonar lo malo,
que YO no necesito ritos de acogimiento al año que se acerca.
Que YO, lo que necesito ES no perderme hacia fuera y
buscarme hacia dentro.
Y soy consciente de que a pesar
de las situaciones desagradables que el destino va aportándome, mi vida tiene sentido en el acompañamiento,
en cualquiera de sus formas y personas.
Y
siento el agradecimiento todos los días porque puedo levantarme de un lecho
cómodo y comenzar la jornada en una casa confortable y con un desayuno
nutritivo. Ese ya es el principio de la toma de conciencia, porque
podría haber nacido en un lugar donde las guerras y las hambrunas no permiten
que las personas sean mínimamente felices. Y quiero darme cuenta para no caer
en la negación de lo cotidiano.
Siento
agradecimiento por lo que mi consciencia me está permitiendo hacer. Mi
constante búsqueda personal y el crecimiento que ello me aporta. Llegar a
cumplir años alerta a todo lo bueno que la vida me depara y mirar también a lo
menos bueno, que inevitablemente, también forma parte de mi día a día.
Agradecimiento por todas las
personas que me acompañan en este camino sin retorno. A esas mujeres de amor
incondicional que siempre tienen el gesto y la palabra amable. A esas
profesionales empáticas y respetuosas que trabajan de manera firme por el
cambio. A esas madres que, a pesar de
todo el descrédito en torno a esta figura, siguen llamándome para que sea su Doula.
Agradecimiento también a esas
personas que han mostrado su lado más oscuro, que han mostrado esa grieta que enturbia sus almas. Porque por ellas, una
vez pasado el desencanto y la rabia, no siento más que compasión al no haber luz en sus corazones.
Y no voy a nombrar una por una
todas esas pequeñas cosas que me hacen ver la grandiosidad de la Vida porque
sería una parrafada demasiado larga, porque sería seguramente… imposible.
Me quedo aquí. Mis deseos de felicidad y bienestar para todas las personas de buena
voluntad.
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