Cada vez estoy más convencida de
la importancia que tiene el estado emocional de una mujer embarazada y de qué
forma va a influir esta situación en su parto.
Lamentablemente cuando se habla
de preparación al parto se le da valor a la parte física, a lo que van a hacer
en el hospital, a informar de la epidural, de las posiciones, del movimiento, de
los pujos y algunas cosas más que, no
diré que no sean interesantes pero sí afirmo que no son definitivas para
alcanzar un buen parto, considerando la elección de cada mujer a ser lo menos
intervenido y lo más respetado posible.
El papel de la Doula consiste en
acompañar emocionalmente a la mujer embarazada que así lo desea, quien me sigue
lo sabe porque lo repito constantemente. En este acompañamiento se establece
una relación que permite ver el estado emocional de la mamá y si está dentro de
lo que podemos considerar normal, esto es, con sus miedos y sus dudas “normales”
correspondientes a esta nueva etapa que transita.
Con los encuentros que tenemos y en
los que la mujer puede expresarse sin temor a ser juzgada ni reconducida en sus
pensamientos, se abre un canal de comunicación donde ella expresa si está deprimida,
o ansiosa, o tiene un miedo patológico al parto, por citar algo.
El puerperio, esa etapa olvidada
en la que todo llanto se considera normal, es caldo de cultivo para una
depresión, ya que el cansancio, las noches en vela, la pre-ocupación por la
criatura y otras circunstancias externas pueden conducir a la madre a un
desequilibrio que a veces va más allá de lo pasajero.
Y es gracias a los acompañamientos
realizados y a la experiencia adquirida, que voy a formar parte de la I Jornada Terra Mater de Actualización en Salud Mental Perinatal que tendrá lugar el próximo
mes de diciembre en Madrid.
Me siento emocionada y agradecida
porque las personas organizadoras han contado conmigo, por reconocer el trabajo
de una sencilla Doula sin titulación universitaria e invitarme a participar en
un evento donde el resto de personas asistentes son grandes profesionales en
psiquiatría, en psicología y salud mental, donde hay médicos, enfermeras y
matronas, donde se trata por encima de todo del apoyo a las mujeres y de la
prevención de los trastornos que puedan surgir en torno a la perinatalidad.
Pero que no se preocupe quien me lee
porque yo no voy a realizar ni terapias ni tratamientos, porque no estoy
formada para ello y porque mi actitud es la de derivar al profesional
cualificado. Para eso he realizado toda la formación en Salud Mental Perinatal,
para tener herramientas y poder detectar que algo no está marchando como
debiera.
En fin, necesitaba escribir esto.
Soy una mujer emocional y siento que el agradecimiento ha de ser expresado. Y puesto
que éste es un evento público, mi agradecimiento también lo es.
Mis gracias especiales a Terra Mater, con Isabel Fernández del Castillo.
Y a mi psiquiatra preferida, Ibone Olza.
Con amor.
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