Nos conocimos,
hace algún tiempo, en una formación de
lactancia materna. Después, estuvimos juntas en un voluntariado. Entre nosotras
hubo feeling desde el primer momento.
Un día recibí
un mensaje “Estoy embarazada y quiero que seas mi Doula”.
Este es el relato de sus emociones. Me lo ha enviado para que lo comparta y qué mejor momento que ahora, ya que comienza la Semana Internacional por un Parto Respetado con el lema "Apoyo CONTINUO y amoroso para mi y para mi bebé".
Gracias FAMILIA, por todo lo compartido, auténtico privilegio y maravilloso regalo.
Gracias FAMILIA, por todo lo compartido, auténtico privilegio y maravilloso regalo.
10 de Mayo de
2015
Durante mi
tercer embarazo, mi convencimiento de dar a luz en casa me ha llevado a buscar
lo que en mi interior necesitaba para poder atravesar ese proceso. En el camino
encontré a personas que me enseñaron el valor transformador del subconsciente,
de la palabra, de la compañía. Decidí que ella sería una de las personas que me
acompañarían en ese proceso. Nunca imaginé cuán importante sería para mi su presencia y su energía.
No me
considero una persona religiosa, pero como buena fallera la Mare de Deu dels Desamparats siempre ha
sido un rescoldo en el fondo de mis creencias, como si de un hada se tratase y
siempre le he pedido un deseo a cambio de mi ramo de flores, eso me inculcaron
mis padres. A la Mare de Deu le pedí que todo fuera bien en el nacimiento de mi hijo
y ella decidió que la mejor forma era acompañándome ese día.
El día 9 de
mayo era mi fecha probable de parto, en mi interior estaba un pelín
decepcionada, llevaba días esperando el gran acontecimiento y pensaba que la
luna llena del día 4 haría su efecto mágico sobre mi cuerpo, pero una vez más
la Naturaleza me dio ese tirón de orejas por creerme más sabia que ella… ¡Ainss
son cosas que pasan!
El día 9 de
mayo pasó y yo me sentía muy impaciente, irascible, no me soportaba a mi misma ni a nadie que se atreviera a mandar
un infernal mensaje de móvil para decir:
“¿cómo estás?” Cuando en realidad querían
decir: “¿vas a parir ya o qué?”.
Una
contracción… 6 minutos… Otra contracción…
8 minutos… Ésta casi no ha dolido… Pues vaya… Otra noche más.
Me acosté
sabiendo que esa tampoco sería “la noche”. No sé por qué estaba convencida de que
tenía que ser una noche… ¡Ainsss otro
tirón de orejas!
A media noche
los peregrinos nos recuerdan que de
madrugada será el Traslado de la Mare de
Deu, aunque Pablo entre sueños me pregunta si nos están invadiendo...
De repente un
golpe seco… ¡Pumm! y me despierto, ¡ostras! creo que he roto aguas, me levanto
de la cama para confirmar que el líquido que resbala entre mis piernas es
líquido amniótico.
De 8 a 9 h. de
la mañana las contracciones son soportables, cada 5 minutos la mayoría, alguna cada 6, otras
cada 3 o 2 minutos.
Bueno, hoy es
el día. Empiezan las contracciones, suaves como las noches anteriores. Informo
a las matronas del acontecimiento, pero no me quiero emocionar, no vaya a ser
que con eso de que es de día la cosa se pare, pero como las contracciones
continúan, le mando un mensaje a mi doula para que esté preparada pero sin
prisas… a ver cómo va esto.
Decido
despertar a Keyra, mi hija pequeña, para
que Pablo la lleve a casa de mi madre,
anoche estaba nerviosa, creo que ella también sentía que el acontecimiento
estaba cerca, pero tenía algo de miedo, sobre todo por no verme pasarlo mal. Le
doy un gran beso y se van.
Decido
meterme en la ducha, más por refrescarme que por el calorcito que se supone
mejora las contracciones, ¡Uff! en la ducha ya duelen, me pongo de cuclillas, ¡oh!
ésta ha dolido. Cuando salgo de la ducha, otra contracción, me tiro al suelo…. ¡Uff!
Me voy a la
habitación, enciendo la lámpara de sal y cierro las cortinas, mando un mensaje
a las matronas, esto va rápido… llamo a mi doula: “ya estoy en la puerta” me dice,
¡Uff menos mal!
No sé cómo
ponerme, Pablo ha vuelto y se ha metido en la ducha, yo estoy en la habitación
cuando una contracción me pide soltar ese ¡aaaaaaaaahhh! que he practicado
varias veces… ¡Jo! tumbada en la cama, sin estar de parto y haciendo hipnoparto es otra cosa… Niky viene… me lame la pierna, sé que ella
siente que ocurre algo importante. Se va y me deja sola.
Hay un
momento de confusión, sé que me subo a la cama pero luego me pongo de pie… de
repente y sin haberme dado cuenta de nada mi doula me coge las manos…. Comenzamos
a bailar… ¡Qué danza!... un suave balanceo que me mece como el mar….
¡aaaaaaaahhh! y hacemos círculos con las caderas… Bendita danza… es hasta
placentero… Cierro los ojos para no volver a abrirlos. Me voy lejos, sin mover mis pies anclados en
el suelo...
De cogerle
las manos paso a cogerle las muñecas y las olas se hacen más grandes, intensas…
cuando creo que ya me han atravesado toda entera, aún continúa un poco más… ¡Concha,
duele mucho…! Déjate llevar, me dice… fluye con la ola…. Y en mi mente está
MI flor, esa que tantas veces he visualizado en mi vagina… abriéndose…
¡Ábrete...! me grita la mente. Y me dejo llevar….
En un momento
mi pilar cambia, los brazos de Pablo me sostienen. Ahora veo a mi hombre de
otra manera… ese día ES mi muro… un muro que sin hablar lo dice todo tan sólo
haciendo una cosa… estar ahí sosteniéndome. Sus brazos se convierten en mi
sostén durante varias olas, pero sé que mi doula no está lejos, está detrás de
mí, abanicándome y avisando a las
matronas de que vuelen…
Quiero ir al
baño, tengo pis y con toda el agua que estoy bebiendo no puedo aguantar… oigo a
Concha desde la habitación “Bea, ¿estás empujando?” ¡No lo seeeee…!
Vuelvo con mi
muro que me besa dulcemente… Oxitocina… Oxitocina…
Noto algo
duro moviéndose en mi interior, se que es la cabeza de Pau bajando. Las piernas me flaquean, ya no puedo estar de
pie, me pongo en mi cama a cuatro patas… Duele… ¡¡Aaaaaahhhhhhh!!
¡Ayy! ¡Concha
estoy empujando…! Muevo una de mis manos y busco la suya... ahí está… Me recuerda
a la mano de una madre, con la piel suave que da la madurez. Mi madre no está aquí conmigo pero esa mano ES
la de una Madre…
Noto como mi
hijo se abre paso a través de mi cuerpo, duele muchísimo pero no podría ser de
otra manera… ¡Duele muchooo…! ¡No puedo massssss…! ¡Me voy a morir…! SÉ que no me
voy a morir, pero en ese momento quizá morimos un poco, porque nos
rendimos, rendimos nuestro cuerpo a la Vida, que sabe lo que debe de hacer con
él, y nos damos cuenta de que nuestro cuerpo no es nuestro…
En ese momento
mi cuerpo es de mi hijo, porque es lo que ha hecho que pueda venir a esta vida,
de esta manera, en esta cama donde el amor lo buscó, en este mismo instante en
el Universo.
Gracias Pau,
por permitirme ser tu madre en esta vida...
De repente…
sólo siento presión, una presión muy fuerte, mis sonidos son una mezcla de
gritos, quejidos y oigo a la matrona:
“Bea, ya está, tócale la cabeza” ¡Mi
chico, mi niño, qué suave…! Mis sonidos
dejan de doler y el amor se apodera de esa habitación “Cógelo que te lo paso” y
su cuerpo se escurre de mi interior para llegar a mis brazos, suave, caliente,
no llora, está perfecto.
A las 10:31 h
de la mañana, mientras la Xeperudeta
sale de su casa y la fiesta comienza, Pau llega a mis brazos para
quedarse.
Lo he hecho,
lo he conseguido, he vencido el miedo, la expectativa, soy grande, poderosa.
SÍ, yo, la que se traga las lágrimas si ve a sus hijas pasarlo mal, la que se
desmoronó como un castillo de naipes cuando su otro bebé se puso las alas para
que Pau llegara a esta vida.
El cordón
deja de latir, Pablo lo corta, la placenta sale en el cuarto de baño, ¡cuántos
sustos me ha dado! pero le doy las gracias por su papel bien cumplido.
Y me siento
en mi cama, casi sin creerme qué ha pasado. Mi doula me da un beso en la
frente, “Lo has hecho, lo has conseguido! ¡Todo está bien! aún resuenan sus
palabras en mi mente...
Y la Vida
sigue, como debe ser, como siempre ha sido… Pero hoy una humana se ha vuelto
animal. La Tierra ha recuperado a una hija que ha sentido sus pies como un árbol
siente sus raíces: ancladas a la tierra.
Sin ti lo
habría hecho pero no lo habría vivido, no lo habría bailado, no lo habría gozado...
Estuviste ese día en esa habitación, formas parte de mi historia allá donde
vayas. Gracias, Concha, por ser mi Doula.
Madre mía que placer!!!!! Mi Amama es mucha Amama.
ResponderEliminarQue emocionante.
¡Anda que no había visto tu comentario! Lo mismo digo, mi Carol es mucha Carol. Un abrazo doulero.
EliminarQue maravilla, que emoción, gran relato de una preciosa experiencia. Ay Amama que poderosas somos cuando sabemos que lo somos... Enhorabuena a la mama. Y por supuesto enhorabuena a ti Concha por ser tan maravillosa y guiarnos.
ResponderEliminarYo continuo en mi búsqueda, ya sabes, ahora se que si ha de venir vendrá, le espero, tengo paciencia y sabiduría para conocer este proceso... un abrazo y mucha luz
Pues tampoco había visto tu comentario, Charo.
EliminarFíjate que estabas en la búsqueda y Lucía ya tiene un año. ¡Qué bonito mirar las cosas con perspectiva!
Un abrazo, corazón.
Que emocionante y bien contado... no tengo palabras. Si muchos sentimientos al contar este relato. Precioso.
ResponderEliminarComprendo que te haya removido... ¡tu parto en casa también fue una potente experiencia! Gracias por comentar, preciosa. Un abrazo.
EliminarQué belleza. Piel de gallina. Me sentí tú por un momento. Reviví mis partos leyéndote. Gracias por compartir✨🙏🏻
ResponderEliminarPaola, gracias a ti por pasarte por aquí, por leer y comentar. Vuelve cuando quieras. Saludos.
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